El diario de Adán y Eva

De Mark Twain.

Brillante y ligera como una estrella que pudiera alcanzarse. Que hable ella...

ELLA: "El Jardín se ha perdido, pero le he encontrado a él, y me siento feliz. Me ama en la medida que puede; yo le amo con toda la fuerza de mi apasionada naturaleza, y eso, creo, es propio de mi juventud y sexo. Cuando quiero saber por qué le amo, me doy cuenta de que no lo sé, y en realidad no me importa saberlo. De modo que deduzco que esta clase de amor no es producto de la razón o las estadísticas, como el amor que uno siente por otros reptiles y animales. Y creo que así ha de ser. Amo a ciertos pájaros por su canto; pero no amo a Adán por su canto, no, no es eso, cuanto más canta menos me gusta. Y, sin embargo, le pedí que cantara porque deseo aprender a amar todo lo suyo. Estoy segura de que puedo aprender, pues al principio no podía ni soportarlo y ahora sí. No le amo por su inteligencia, no, no es eso. No hay que culparle de la inteligencia que tiene, pues no se creó a sí mismo... Con el tiempo se desarrollará, aunque creo que no será de inmediato.
ÉL: La nueva criatura de pelo largo me sale al paso a cada momento. No deja de rondarme y de perseguirme. Preferiría que se quedara con el resto de animales. Creo que hoy tendremos lluvia... ¿Tendremos? ¿De dónde he sacado esa palabra? Ahora lo recuerdo: la usa la nueva criatura.

Citas favoritas: "Allá donde ella fuera estaba el Edén."