Uno mismo y su MECANIsmo

S谩bado 6 de diciembre. Es fiesta, menos hosteler铆a todo est谩 chapado. Tengo una celebraci贸n familiar, el santo de mi madrina. Vienen a por m铆, no han pasado ni 10 minutos y ya escucho c贸mo mi hermano est谩 subiendo a casa, seguro que se ha cansado de esperarme y viene a explic谩rmelo; sube p谩lido y con un ya antiqu铆simo gesto de haber empalmado dos noches de traya. En lo muy bueno, en lo muy malo, en lo radical, cuerpo y mente reaccionan igual por razones muy diferentes. No hay fiesta que valga. Ni se te ocurra bajar, me dice, tenemos un gato atrapado en el cap贸.

¿No intenta salir? le pregunto mientras los maullidos inundan toda la calle. A煤n no estoy del todo asustada, pues recuerdo que Maddy (nos lo quedamos hace dos a帽os porque tambi茅n se nos col贸 en el motor) pas贸 alg煤n tiempo con el coche en marcha y tras darse un par de paseos "muy calentitos" sali贸 intacto y por su propia pata desliz谩ndose por una rueda. Estaba dando por hecho que esta vez el gato tambi茅n era min煤sculo.

Pues no, no puede salir, es un gato gigantesco, se le ve la cabeza y el rabo, creemos que se ha quedado enganchado con la correa del coche.

No le va a pasar nada, no le va a pasar nada, no le va a pasar nada...
Olvido a mi hermano. Empiezo a hablar yo sola y a pedir ayuda a los 谩ngeles de los animales en un acojone muy m铆stico; 茅l se olvida tambi茅n de m铆 despu茅s de volver a decirme que no baje y no lo vea.
Despu茅s de un rato de ensimismamiento me asomo a la ventana para ver el panorama, lo que veo es bastante incre铆ble. Busco por internet casos parecidos, pero tras los finales que leo mejor dejarlo; busco protectoras, en Murcia no lo cogen, en Cartagena no tienen ni idea de lo que debo hacer. Comienzo a flipar.
Mi hermano llama a asistencia en carretera = ni zorra.
llamada a la polic铆a = ni zorra de qu茅 se hace en estos casos cuando los talleres est谩n chapados.
Opci贸n bomberos = past贸n por adelantado sin ninguna garant铆a de que pueda solucionarse, de hecho dejan caer que no es nada f谩cil.
Mi hermano, mi padre y yo comenzamos a desesperarnos, mi hermano y yo susurramos hijosdeputa a cada suspiro. No paramos de llamar a mil sitios y nadie nos echa un cable, nadie quiere que un gato le quite tiempo de su, m谩s que probable, cutre-s谩bado.
El gato est谩 muy asustado, pero se deja tocar, no hace amago de atacar, intuye lo que ocurre y se est谩 portando como un campe贸n; cada vez sentimos m谩s pena por 茅l y m谩s ganas de salvarlo. Mi hermano se agobia al recordar que ha estado a punto de no hacer caso de los ruidos y de encender el motor, por la nueva posici贸n que hab铆a cogido se lo hubiera cargado en unos segundos. Cada vez est谩 m谩s agobiado; cuando peor se est谩 mejores recursos se pueden encontrar. Ya no sabe a qui茅n llamar, pero recuerda a un chaval mec谩nico, no le conoce apenas, y mucho menos tiene confianza como para enmarronarlo de gratis un s谩bado, pero parece nuestra 煤nica opci贸n. El chaval no es ni siquiera de Murcia, es de un pueblo, se encuentra a punto de irse con sus colegas, pero para nuestro alucine en unos minutos aparece frente al motor. Se posiciona, observa la situaci贸n sin tocar nada excepto su propia cabeza, mantiene ese gesto de concentraci贸n unos segundos y explica a mi padre y hermano la mejor maniobra para no destrozar al gato. Unos segundos, y veo c贸mo un gato de unos 4 kilos est谩 sobre los brazos de mi hermano.
Desde la ventana grito GRACIAS TIOOOOOOOOOOOO.... Suben al gato, le ponemos comida y agua pero est谩 inquieto y no come, observamos si tiene heridas, le ha salvado la cantidad de pelo que tiene; es naranja, con una cara que flipas y unos ojitos tristes medio cerrados que hacen que le diga inmediatamente a mi padre que nos lo quedamos. Ya estamos con el zoo, ni lo sue帽es, y como si el gato lo entendiera sale por patas y salta para recorrer los patios del vecindario.


PD: El semi-colega de mi hermanico que no dud贸 en ayudarnos se llama David y es empleado en TALLER RAM脫N (San Gin茅s, Murcia)


Diciembre 2008

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