Hoy voy a hablaros de los invisibles y no, no es una novela de ciencia ficción, es el día a día de las asociaciones protectoras de animales. Los invisibles. Los perros y gatos que ya no son cachorros, que no son jovencillos de un año o dos. Son los perros y gatos de nadie: nadie los quiere. Y yo me pregunto ¿porqué? Las respuestas:
- "Yo quiero un cachorro para educarlo a mi manera" La respuesta: un perro o un gato adulto se educa más fácilmente que un cachorro, a tu manera, a la mía y a la de al lado, sólo es cuestión de dedicar la paciencia que dedicas al cachorro al adulto, y con mejores y más rápidos resultados. Todos los adultos de la asociación han sido cachorros antes, a menos que alguien me demuestre lo contrario. Todos han sido educados a la manera de alguien. Y es curioso, el mayor índice de devoluciones en la asociación aparece en perros adoptados de cachorros que no han sido bien educados por sus adoptantes. ¿No os resulta curioso?
- "Me da pena que se muera pronto" La respuesta: si realmente se cumpliese la ley de vida los padres morirían antes que los hijos, y no es así. Añadiría yo ¿qué es pronto? Para mí el adoptar un perro anciano, mi Jenny, fué una de las mejores experiencias de mi vida. "Sólo" estuvo un año y medio conmigo, y digo "sólo" porque cuando la recogí no le daban más de dos meses de vida. El año y medio que disfruté a su lado fue increíble, un continuo aprendizaje sobre el verdadero significado del amor.
- "Quiero que mis hijos disfruten de un cachorro" Veamos... los cachorros muerden, arañan, se cagan y mean por todas partes, destrozan los juguetes favoritos de tus hijos... ¿No crees que disfrutarán más con un perro o con un gato adulto, probado con niños y educado para convivir con ellos? (eso sí, siempre y cuando tus hijos estén educados para convivir con nuestros queridos peludos)
Por todo ello... pon un perro o un gato adulto en tu vida, un "ex-cachorro", un ser auténtico que devolverá con creces todo lo bueno que tú le puedas dar.
¿Vas a dejar pasar esta oportunidad?"
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