Porosa

No hacer alarde de nada había sido su alarde constante. No era falsa modestia, podía haberle dado por cualquier otra cosa, cualquier inclinación casual que preferimos considerar voluntaria. Una vez sintió que aquella especie de espacio neutral era seguro, cómodo en la ausencia de demostraciones, ligero en excusas y justificaciones. Una vez así lo experimentó y luego simplemente decidió ser fiel a esa experiencia. La fidelidad a veces no es tanto una virtud como obstinación y poca predisposición al cambio. Observarlo no cambiaba sustancialmente nada, reconocerlo no revertía posiciones. Pero dejaba de estar por completo plastificado pemitiendo a unos pocos poros el roce del aire.


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