David Ormsby, feliz navidad tras 15 meses de infierno
Feliz navidad a todos los guerreros capaces de enfrentarse a las dictatoriales estructuras más arraigadas. Como David Ormsby, un entrenador de perros en prácticas que tiraron a la calle por negarse a seguir la inmemorial costumbre de maltratar perros en los "entrenamientos".
Después de más de un año de infierno, hace seis meses ganó el juicio por despido improcedente. David Ormsby, de 51 años de edad vive en St Lawrence (Jersey) y todavía recuerda el sufrimiento que padeció de manos de sus empleadores por negarse a golpear y estrangular a su compañero canino. El agente fronterizo alegó que fue tildado de “marica” y fue despedido de su trabajo. Ormsby trató a su perro “Buddy” con más cariño que otro funcionario en prácticas, quien abusaba con frecuencia de los perros. Un tribunal laboral de Jersey falló a favor de Ormsby y afirmó que el despido había sido injustificado.
Así describía Ormsby cómo se enfrentó a sus compañeros: “Yo no estoy de acuerdo con su estilo de trabajo, o los castigos que le daban a los perros cuando no habían hecho nada malo. En una ocasión un perro orinó en la alfombra de la oficina del aeropuerto. Este oficial le castigó de manera totalmente desproporcionada. Cogió al perro por su arnés, golpeó al perro en la cabeza y lo sacudió violentamente hacia arriba y abajo”. “Luego lo echó de la habitación antes de ir hacia él y levantarlo de nuevo para tirarlo por el pasillo”. “En otra ocasión el oficial se inclinó hacia el perro y cuando el animal levantó la cabeza y lamió su cara, en ese momento el oficial atacó y golpeó al perro hasta que salió tambaleándose de la habitación”.
Ormsby había trabajado como oficial de Aduanas en Jersey durante 34 años, pero en el año 2013 decidió solicitar el puesto de entrenador de perros en prácticas y fue admitido para realizar el curso intensivo de seis meses. Así fue cómo chocó con otro entrenador de perros que enseñaba a los animales a través del “castigo positivo”. “Le dije que nunca actuaría de esa manera y tuvimos una discusión. Le comenté que nunca trataría a mi perro de esa forma cruel. Entonces él comenzó a llamarme mariquita”. Cuando comenzó la última parte de su entrenamiento, el señor Ormsby dijo que se sintió una víctima. “El entrenador me dijo un día que pusiera a mi perro hacia abajo, y para demostrarlo lo hizo él agarrándolo del cuello y ahogándolo. Rápidamente lo hizo”. “Le dije que yo no era feliz haciéndolo así y le pregunté si no había otra manera. Él entonces me dijo que no había”. El señor Ormsby continuó su formación pero fue llamado a una reunión una semana antes de su evaluación final.
“Mi entrenador dijo a los directivos que no iba a pasar la prueba y ellos se pusieron de su lado”, comentó Ormsby a dailymail. “Ellos dijeron que debido a que el entrenador pensó que no pasaría la prueba, yo estaba fuera del programa. No lo podía creer”. “Me rompió el corazón que me quitaran a mi perro, había cuidado de él 24 horas al día durante 6 meses. Fue devastador y todavía lo es”. A pesar de que posteriormente ganó el juicio Ormsby denuncia que después de que lo despidieron nunca le ofrecieron otro trabajo.
“El precio de esto es que estoy sin trabajo y no tengo a mi perro. Puedo mantener mi cabeza en alto; la cantidad de apoyo que he recibido de personas anónimas y de los funcionarios del servicio de aduanas ha sido fenomenal. Este apoyo le servirá a mi familia y a mí para seguir adelante. Siento que se ha hecho justicia. Han sido 15 meses de infierno para mi esposa, mis hijos y para mí. Ha tenido un impacto económico, emocional y psicológico. Ha sido horrible”
Después de más de un año de infierno, hace seis meses ganó el juicio por despido improcedente. David Ormsby, de 51 años de edad vive en St Lawrence (Jersey) y todavía recuerda el sufrimiento que padeció de manos de sus empleadores por negarse a golpear y estrangular a su compañero canino. El agente fronterizo alegó que fue tildado de “marica” y fue despedido de su trabajo. Ormsby trató a su perro “Buddy” con más cariño que otro funcionario en prácticas, quien abusaba con frecuencia de los perros. Un tribunal laboral de Jersey falló a favor de Ormsby y afirmó que el despido había sido injustificado.
Así describía Ormsby cómo se enfrentó a sus compañeros: “Yo no estoy de acuerdo con su estilo de trabajo, o los castigos que le daban a los perros cuando no habían hecho nada malo. En una ocasión un perro orinó en la alfombra de la oficina del aeropuerto. Este oficial le castigó de manera totalmente desproporcionada. Cogió al perro por su arnés, golpeó al perro en la cabeza y lo sacudió violentamente hacia arriba y abajo”. “Luego lo echó de la habitación antes de ir hacia él y levantarlo de nuevo para tirarlo por el pasillo”. “En otra ocasión el oficial se inclinó hacia el perro y cuando el animal levantó la cabeza y lamió su cara, en ese momento el oficial atacó y golpeó al perro hasta que salió tambaleándose de la habitación”.
Ormsby había trabajado como oficial de Aduanas en Jersey durante 34 años, pero en el año 2013 decidió solicitar el puesto de entrenador de perros en prácticas y fue admitido para realizar el curso intensivo de seis meses. Así fue cómo chocó con otro entrenador de perros que enseñaba a los animales a través del “castigo positivo”. “Le dije que nunca actuaría de esa manera y tuvimos una discusión. Le comenté que nunca trataría a mi perro de esa forma cruel. Entonces él comenzó a llamarme mariquita”. Cuando comenzó la última parte de su entrenamiento, el señor Ormsby dijo que se sintió una víctima. “El entrenador me dijo un día que pusiera a mi perro hacia abajo, y para demostrarlo lo hizo él agarrándolo del cuello y ahogándolo. Rápidamente lo hizo”. “Le dije que yo no era feliz haciéndolo así y le pregunté si no había otra manera. Él entonces me dijo que no había”. El señor Ormsby continuó su formación pero fue llamado a una reunión una semana antes de su evaluación final.
“Mi entrenador dijo a los directivos que no iba a pasar la prueba y ellos se pusieron de su lado”, comentó Ormsby a dailymail. “Ellos dijeron que debido a que el entrenador pensó que no pasaría la prueba, yo estaba fuera del programa. No lo podía creer”. “Me rompió el corazón que me quitaran a mi perro, había cuidado de él 24 horas al día durante 6 meses. Fue devastador y todavía lo es”. A pesar de que posteriormente ganó el juicio Ormsby denuncia que después de que lo despidieron nunca le ofrecieron otro trabajo.
“El precio de esto es que estoy sin trabajo y no tengo a mi perro. Puedo mantener mi cabeza en alto; la cantidad de apoyo que he recibido de personas anónimas y de los funcionarios del servicio de aduanas ha sido fenomenal. Este apoyo le servirá a mi familia y a mí para seguir adelante. Siento que se ha hecho justicia. Han sido 15 meses de infierno para mi esposa, mis hijos y para mí. Ha tenido un impacto económico, emocional y psicológico. Ha sido horrible”
No hace falta usar la violencia para poder educar y enseñar a un animal a hacer las cosas como queremos o como deben hacerse. Con accesorios como correas, collares o arneses, podemos conseguir que el perro entienda que es lo que se le está pidiendo sin llegar a ningún tipo de maltrato.
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