Criaderos ilegales y legales.

Un criadero, legal o ilegal, no es ni más ni menos que una fábrica de cachorros. En la fábrica la hembra es explotada durante toda su vida hasta que no "dé más de sí", a los cachorros se les cosifica a través de cálculos de mantenimiento, márgenes de beneficio y sacrificio/aniquilación de los "productos" cuando no se ajustan a la rentabilidad deseada.

Cuando los defensores de los animales condenamos el negocio de las fábricas de cachorros y difundimos las imágenes de las jaulas putrefactas donde durante años sobreviven animales en parálisis permanente, suele aparecer algún criador con el grito en el cielo mostrando, orgulloso, el buen estado de sus instalaciones para dejar claras las diferencias entre lo legal y las horribles condiciones ilegales; para, además, convencernos del amor que siente hacia ellos. Pero en la base no existe ninguna diferencia.

Nadie que ame a los animales fomenta la superpoblación para uso lucrativo sabiendo que CADA AÑO SE ABANDONAN MÁS DE 250.000 animales de compañía.

Todo aquellos que dedicamos parte de nuestro tiempo al voluntariado en protectoras o al rescate de animales en perreras y calles, sentimos que es una labor que no tiene final, una espiral de constante trabajo e impotencia; somos conscientes sobre todo cuando observamos el trabajo de personas que llevan muchísimos años en ello y que dedican prácticamente las 24 horas, en mi caso puedo referirme directamente a la presidenta de la protectora con la que colaboro. Jamás he visto a nadie trabajar tan duro, con tanto amor y con tanta fe a pesar de NO RECIBIR AYUDAS DE NINGÚN TIPO. Conocer este tipo de personas te cambia la vida, aunque jamás puedas estar a la altura de sus machacadas rodillas.

Es una causa infravalorada que los menos empáticos manipulan con extremo cinismo, tergiversando las motivaciones de los amantes de los animales y haciéndoles parecer poco o nada interesados por el sufrimiento humano. Cuando a George T Angell se le preguntó:

¿POR QUÉ INVERTIR TIEMPO Y DINERO HABLANDO DEL RESPETO A LOS ANIMALES, CUANDO EXISTE TANTA CRUELDAD HACIA EL HOMBRE?  Él RESPONDIÓ: "PORQUE ESTOY TRABAJANDO EN LAS RAÍCES."

Pocas personas están dispuestas a admitir que los animales son nuestras raíces. 

Es cierto que en los últimos años se está desarrollando una conciencia sobre la importancia de respetar su bienestar, aumentando las adopciones y el veganismo. Pero este aumento no mejorará nunca la situación hasta que la venta de animales no sea vista como la aberración que es. Cuando compras un bello e indefenso cachorro, los entrañables sentimientos que despierta en ti impiden ver el submundo que hay detrás. CADA VEZ QUE COMPRAS UN ANIMAL SUPONE: que estás apoyando que las hembras sean explotadas de por vida, que todos los hermanos (en múltiples camadas) de ese perro que tan importante será en tu vida tengan un incierto destino que jamás conocerás, que un perro de la perrera/calle que podrías haber salvado sea asesinado entre los miles que asesina nuestro país; y, por último, alimentas un negocio legal basado en la explotación animal que será imitado y seguido por todas sus variantes clandestinas.

Poco importa que un criadero sea legal o ilegal mientras exista una demanda tan fuerte de perros diseñados con determinadas características como si de un tamagotchi se tratara. Las horripilantes condiciones jamás imaginadas seguirán existiendo en la clandestinidad mientras los criaderos legales sean vistos como una buena opción.
No olvidemos que el HERMANO MAYOR de todos esos tugurios es el criadero legal, aquél que normaliza que se siga prefiriendo una fábrica de cachorros antes que salvar la vida a un animal abandonado con demasiadas probabilidades de ser asesinado.
¿No es inaudito que elijamos comprar a salvar?

LaRakeLa.com


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