Diario incierto - X
Aún guardo la cartulina verde donde escribí las letras de esos dos cantos grandiosos a la espera de tu primera operación que cerró exitosa. La mezcla más insumisa y religiosa del siglo XX: "Like a prayer" y "Losing my religion".
Cuando a finales de 2015 nos confirmaron la noticia del tumor paterno, el terror se apoderó de cada átomo de mi cuerpo, protones y electrones con el suficiente estilo como para que nadie se percatara de la naturaleza de mis movimientos, decididos movimientos fingidos, un animado holograma para mí misma.
No obstante había parte interesante en el drama, cómo se protege el ego de la percepción que los demás tengan de uno. Nadie me vería caer, esta protección hacia los demás logra que, de alguna forma, quedes protegido de ti, hacer un papel funciona, te fortalece. Ya cuidarás luego con esmero la forma y el soporte adecuado para sincerarte contigo mismo, la oreja de cualquiera no es el mejor soporte, desde luego. Confiarse a la oreja de cualquiera es tan peligroso que empobrece tus más valiosos sentimientos.
Como no me canso de repetir, me protegía con cine, animales, libros y canciones. Compré una carpeta de cartulinas de colores y escribía y maldibujaba cualquier cosa que se me ocurriera sin importar el sentido, era una limpieza mental juguetona y frágil como la de un niño.
La cartulina verde la cuidé mucho más, la dividí en dos partes, en una de ella escribí la letra en inglés de LOSING MY RELIGION y LIKE A PRAYER. Nunca jamás antes había establecido una conexión entre ellas, ahora, tras dos años del inicio de todo, entiendo por qué lo hice; tras la pérdida, el hallazgo de una conexión maravillosa.
En el otro trozo de la cartu dibujé cuidadosamente los pulmones de mi padre que simulaban un árbol, y en el medio pulmón que le quitarían dibujé burbujitas de oxígeno para que no se ahogara. Luego fuimos al jardín Floridablanca, el primer jardín público de España a dos pasos de casa, y lo animé a que abrazara ficus centenarios. Las letras de ambas canciones quedaron plasmadas en un tamaño tarjetón, perfectas para camuflarlas y protegerlas en un libro de Osho y llevarlas cada día conmigo hacia el hospital.
Aquella operación fue una de las mejores experiencias de nuestra vida, especialmente para mi padre, que quedaría fulminantemente enamorado de su cirujana.
"Losing..." es el desconcierto y el desencanto de la pérdida, el dudar constantemente de las teclas a tocar cuando lo que nos toca está muy por encima de nosotros mismos, cuando no sólo la vida está tan por encima, sino cuando tú y yo, somos tan diferentes.
Cuando a finales de 2015 nos confirmaron la noticia del tumor paterno, el terror se apoderó de cada átomo de mi cuerpo, protones y electrones con el suficiente estilo como para que nadie se percatara de la naturaleza de mis movimientos, decididos movimientos fingidos, un animado holograma para mí misma.
No obstante había parte interesante en el drama, cómo se protege el ego de la percepción que los demás tengan de uno. Nadie me vería caer, esta protección hacia los demás logra que, de alguna forma, quedes protegido de ti, hacer un papel funciona, te fortalece. Ya cuidarás luego con esmero la forma y el soporte adecuado para sincerarte contigo mismo, la oreja de cualquiera no es el mejor soporte, desde luego. Confiarse a la oreja de cualquiera es tan peligroso que empobrece tus más valiosos sentimientos.
Como no me canso de repetir, me protegía con cine, animales, libros y canciones. Compré una carpeta de cartulinas de colores y escribía y maldibujaba cualquier cosa que se me ocurriera sin importar el sentido, era una limpieza mental juguetona y frágil como la de un niño.
La cartulina verde la cuidé mucho más, la dividí en dos partes, en una de ella escribí la letra en inglés de LOSING MY RELIGION y LIKE A PRAYER. Nunca jamás antes había establecido una conexión entre ellas, ahora, tras dos años del inicio de todo, entiendo por qué lo hice; tras la pérdida, el hallazgo de una conexión maravillosa.
En el otro trozo de la cartu dibujé cuidadosamente los pulmones de mi padre que simulaban un árbol, y en el medio pulmón que le quitarían dibujé burbujitas de oxígeno para que no se ahogara. Luego fuimos al jardín Floridablanca, el primer jardín público de España a dos pasos de casa, y lo animé a que abrazara ficus centenarios. Las letras de ambas canciones quedaron plasmadas en un tamaño tarjetón, perfectas para camuflarlas y protegerlas en un libro de Osho y llevarlas cada día conmigo hacia el hospital.
Aquella operación fue una de las mejores experiencias de nuestra vida, especialmente para mi padre, que quedaría fulminantemente enamorado de su cirujana.
"Losing..." es el desconcierto y el desencanto de la pérdida, el dudar constantemente de las teclas a tocar cuando lo que nos toca está muy por encima de nosotros mismos, cuando no sólo la vida está tan por encima, sino cuando tú y yo, somos tan diferentes.
Oh Life is bigger
It's bigger
And you, you are not me
...
...
Trying to keep up with you
And I don't know
if I can do it
Oh no I've said too much
I haven't said enough
Hay que cuestionar y trabajar los sucesos, los diagnósticos y los títulos de quienes diagnostican no son el principio ni el final de nada. Tu voluntad, tus gustos, tu creatividad y tu inspiración pueden estar por encima de lo invencible, existe esa posibilidad. No te hablo de supersticiones, sino de reinvenciones, de inventar tus propios procesos de la suerte, y que luego ya la vida decida si hacerte caso o no.
And I don't know
if I can do it
Oh no I've said too much
I haven't said enough
Analizarla mucho más es casi pecado, sólo hay que escucharla, y escucharla... hasta que las lágrimas salen solitas. Si quieres que salgan con añadida compañía, escúchala como banda sonora de la peliculaza "MISS YOU ALREADY".
Sufrir más de unos minutos es un coñazo, pero recomponerse tras el "losing..." no es tarea cualquiera, para ello está "Like a prayer", una conciliación con el misterio de la vida, la putada de no entender una mierda y aun así creer en el poder de la oración. Sin una sola imposición, haz arder tus crucifijos, monta una hoguera en tu habita, crea las oraciones como te vengan en gana, porque puede que Dios sea negro, una brujita buena o un travelo. Nadie puede decirte cómo es dios y cómo has de rezarle, sólo sabes que la existencia es un enigma, que debemos resistir solos y que hay algo poderoso que te llama, que no sólo te hace querer seguir adelante, sino que te hace amar, cuando amar significa no callar, denunciar la injusticia. Esta parte justiciera se descubre visualmente, en el todopoderoso videoclip.
"Life is a mystery, everyone must stand alone, I hear you call my name And it feels like home..."
LIKE A PRAYER es un personal ritual superlativo que los más simples resumieron en escandalosa maniobra de marketing, lo cual no sólo no es incompatible, sino que es el complemento perfecto cuando se es artista.
Puede ser interesante discutir la existencia de Dios, pero no lo es discutir sobre los ritos que nos acercan a él. Los ritos son muestras de amor y agradecimiento hacia la vida misma.
Yo no creo ciegamente que mis ritos de amor en la primera intervención tuvieran una acción directa en mi padre, pero sí sé que la ausencia de de ellos en la segunda no aportó ninguna energía positiva.
Fuimos tan confiados a esa operación hipnotizados por las despreocupadas y equivocadas palabras del cirujano..., no se debe dar por hecho nada, no se debe confiar ciegamente ni aunque te lo asegure personalmente el PaPa.
Hay que cuestionar y trabajar los sucesos, los diagnósticos y los títulos de quienes diagnostican no son el principio ni el final de nada. Tu voluntad, tus gustos, tu creatividad y tu inspiración pueden estar por encima de lo invencible, existe esa posibilidad. No te hablo de supersticiones, sino de reinvenciones, de inventar tus propios procesos de la suerte, y que luego ya la vida decida si hacerte caso o no.
Dejar la segunda operación sólo en manos de lo estrictamente teórico resultó letal, aquel cirujano no encontró tiempo para establecer una mínima conexión emocional con papá. Ni siquiera estrechó su mano.
Patricia besa a sus pacientes.
El otro rompió órgano y dejó la bomba dentro.
Me reconfortaba escuchar estas dos oraciones mientras me rompía, las elegí sin saber entonces motivos ni lo que me esperaba, canciones nacidas en el mismo tiempo creativo, en el mágico eslabón finalista que besa los 80 y los 90, plegarias inciadas por la misma palabra: life, sujetas y desbordadas a la vez por la religión y el vital cuestionamiento.
Patricia besa a sus pacientes.
El otro rompió órgano y dejó la bomba dentro.
Me reconfortaba escuchar estas dos oraciones mientras me rompía, las elegí sin saber entonces motivos ni lo que me esperaba, canciones nacidas en el mismo tiempo creativo, en el mágico eslabón finalista que besa los 80 y los 90, plegarias inciadas por la misma palabra: life, sujetas y desbordadas a la vez por la religión y el vital cuestionamiento.
Incendiarias, controvertidas; pero, para muchos de nosotros, un bálsamo de visiones pasadas y recuerdos futuros.
Como la vida, como una oración, por mucho que creamos perder nuestra religión; no vamos a perder el control, antes se incendiarán los templos.
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