ONE OF US - Heidi Ewing, Rachel Grady
El judío jasídico, figura ejemplar de cómo la víctima suele convertirse en verdugo. Después de ser casi exterminados por los nazis, los jasídicos radicalizan su ya de por sí severidad y crean un colosal zulo del que ningún adepto debe escapar. Si escapa queda condenado, lo secular es peor que demoniaco.
No devolver el daño que hemos recibido tal vez sea nuestra mayor misión.
El documental ONE OF US escoge unas de tantas historias donde los condenados no han hecho absolutamente nada excepto defender su libertad. Destaca la crueldad de una religión que separa a unos hijos de su madre con el apoyo de unas leyes contaminadas por la cantidad de adeptos dispuestos a unirse contra el que pretenda liberarse; cantidad es lo que cuenta, la calidad es secundario, es secular.
La madre queda devastada por la traición de su entorno, pierde a sus vástagos, pero muestra una fortaleza en la conexión con su hija que nos hace recordar, de nuevo, de lo que es capaz el ser humano. Y, más importante aún, lo definitivo que es educar a los hijos transmitiendo fortaleza por sagrada que sea la influencia de las circunstancias.
A principios del siglo XX, el jasidismo es la más importante rama de la ortodoxia judía (nació en el siglo XVIII en la europa oriental), con varios millones de seguidores y decenas de grupos diferentes. Los principales centros jasídicos se encontraban en Polonia, Ucrania y Hungría.
En la Shoáh (Holocausto), se aniquiló a 6 millones de judíos, la comunidad jasídica casi desapareció. Algunos rabinos que sobrevivieron a la II Guerra Mundial emigraron a Israel, Canadá, los Estados Unidos, América Latina y la Europa Occidental para empezar de cero con aún más radicalidad.
Verdugos disfrazados de protectores inmaculados, una gran familia al servicio eterno de los suyos, tan todopoderoso servicio que no podrás jamás desvincularte de su afecto inmortal.
No devolver el daño que hemos recibido tal vez sea nuestra mayor misión.
El documental ONE OF US escoge unas de tantas historias donde los condenados no han hecho absolutamente nada excepto defender su libertad. Destaca la crueldad de una religión que separa a unos hijos de su madre con el apoyo de unas leyes contaminadas por la cantidad de adeptos dispuestos a unirse contra el que pretenda liberarse; cantidad es lo que cuenta, la calidad es secundario, es secular.
La madre queda devastada por la traición de su entorno, pierde a sus vástagos, pero muestra una fortaleza en la conexión con su hija que nos hace recordar, de nuevo, de lo que es capaz el ser humano. Y, más importante aún, lo definitivo que es educar a los hijos transmitiendo fortaleza por sagrada que sea la influencia de las circunstancias.
A principios del siglo XX, el jasidismo es la más importante rama de la ortodoxia judía (nació en el siglo XVIII en la europa oriental), con varios millones de seguidores y decenas de grupos diferentes. Los principales centros jasídicos se encontraban en Polonia, Ucrania y Hungría.
En la Shoáh (Holocausto), se aniquiló a 6 millones de judíos, la comunidad jasídica casi desapareció. Algunos rabinos que sobrevivieron a la II Guerra Mundial emigraron a Israel, Canadá, los Estados Unidos, América Latina y la Europa Occidental para empezar de cero con aún más radicalidad.
Verdugos disfrazados de protectores inmaculados, una gran familia al servicio eterno de los suyos, tan todopoderoso servicio que no podrás jamás desvincularte de su afecto inmortal.
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