Expedition Happiness - Selima Taibi, Felix Starck & Rudi Starck-Taibi





La sutil diosa Selima, su chico Félix y el canino hijo de ambos, Rudi, nos guían en una travesía de deslumbrante fotografía por Estados Unidos, Canadá y México.

El plan inicial es una ruta salvaje en busca de la felicidad que improvisará localizaciones y desviaciones, ruta marcada por el poco marcaje, concentrarse en el momento para atraer la dicha.

El plan, que con tanto mimo amasan mientras con sus propias manos construyen un hogar dentro del autobús que nos conducirá, se va desquebrajando con una uniformidad inconfundible: la de la frustración reveladora.
Los culos inquietos que huyeron de una vida cómoda en busca de aventuras enriquecedoras se topan con el mayor riesgo de todos: la posibilidad de que escapar de la Zona de Confort como único Leitmotiv esté sobrevalorado, que demasiadas veces sea un boom, una estrategia más de marketing social postureico, o un truco más emocional que emocionante.

Este riesgo, como otros, es superado cuando la lección se asimila por amor andante. 

Y ellos lo hacen.

Pues, mientras viajamos con ellos, descubrimos que son más que dos culos inquietos; a lo largo de los sucesos nos enamoramos de tres espíritus delicados y tenaces destinados a compartir con nosotros su aventurera anti-wonderful.
Por protegidos que nos sintamos, por seguidores virtuales que haya admirando nuestro flow, por mensajes zen que nos tatuemos, mientras que esta sociedad sea el estiércol que es, mientras no seamos más que números bípedos puteados por burocracias homicidas, mientras toda esa negatividad paralice, creerse un  trotamundos que fluye con el cosmos es otra estafa más.

La pareja y su Rudi se enfrentan a los obstáculos y convierten lo que podía ser una estafa romántica e idealista en bellísima conexión, y equilibrio entre los deseos de impresionar y la necesidad de proteger lo más querido.
El riesgo era mucho más significativo de lo esperado, sobre todo si viajas con un animal no humano, cosificable en cualquier momento.

En toda aventura se ha de asumir peligros, el riesgo es parte del juego, pero si las reglas suelen estar a merced de lo abusivo, si la desconfianza domina nuestro universo y en lugar de un explorador eres un sospechoso hasta que no se demuestro lo contrario, lo que al final importará es contar con un techo firme en el que cobijarnos, un suelo abatible (que también puede fallarnos), pero reconocible, en las antípodas de fronteras que nos traten como criminales, contar con cuatro entrañables paredes donde soñar con preservar las únicas posesiones sustanciales: soñar con la salud, el amor y la dignidad por encima de cualquier sueño escapista.

Para llegar a esa valiosa sencillez el protagonismo inconsciente del perro RUDI es la clave incorruptible.








Comentarios

  1. Vivo en Estados Unidos de origen cubana y este documental que acabó de ver en Netflix me sentí muy feliz de ver lo que hubieran sido mis sueños de viajar en un bus o una casa móvil con mi perro . Muchos de los sitios que ellos pasaron yo estuve como el Gran Cañón, el valle de la muerte , Las Vegas, en México el DF y Teotihuacán. Me sentí identificada von los personajes protagonistas y soy amante de los animales y la naturaleza como ellos . Estas son las cosas que hacen una diferencia en el mundo el vencer las barreras de las fronteras , del idioma y de unir a los pueblos . Me encantó muy humana y tenía que dejar este comentario para que sigan produciendo más de estos documentales . El espíritu aventurero , de viajar y de dar amor eso ayuda a la felicidad del alma.

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    1. Gracias por tu cálido comentario y ánimo en todos esos pálpitos que tan feliz te hacen.

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