EL VIRUS DE BOTELLÓN

Afortunadamente, al parecer de muchos, la "cultura del botellón" nos parece lo menos parecido a salir de fiesta.

Salir de fiesta es, más que nada,, moverse.
Entrar, salir.

De los locales, de las barras, de conciertos, festivales, de la mesa de al lado "que te echó el ojo", del bar donde te tomas siempre la primera (la copa o el refresco), de una pista, de la terraza a la que prefieres llegar temprano para coger tu rincón favorito, o para ver llegar al pibonazo del camarero, que además te invita al nuevo cóctel antes de que llegue el boss.

Sentir un recuerdo especial por aquellos lugares donde conociste a alguien o te pasaron cosas chulas con quienes ya conocías.
O creías conocer.

Los bares nos avivan.

En los bares, los restaurantes, heladerías, cafeterías, frente a escenarios..., uno se restituye y elige si es su sitio, si deseará volver cuanto antes o le engatusará otro.

Salir de fiesta es dar explicón a la amiga que llega una hora tarde porque estás deseando ir a la apertura del garito nuevo, en lugar de estar tan colocad@ y estancad@ en un botellón que te dé igual cuando aterrice.

Salir de fiesta implica muchas cosas y en pocas de ellas se está parado.

En resumen, el botellón es una mierda donde siempre sucede lo mismo.
Donde la basura y la falta de iniciativa, entre otros virus, es lo que más se mueve, contagiándolo todo.

No sé si es cuestionable prohibirlo, o si deberían habilitar espacios donde no molestar a los vecinos y no joder el entorno.

Lo que sí sé es que es penoso que se permitan botellones en la vía pública, y delirante que se permita a pie de playa.

Si bien es cierto que siempre fue un momento especial de las noches de la Manga y Cabo de Palos visitar la playa con una copa en la mano, ZM, Cala Reona, las barbacoas en la playa de levante...,
poco tiene ello q ver con esta costumbre de asentamiento e invasión lo que debiera ser disfrutar de la música, descubrir lugares, bailar, bañarse, agitarse, abrir puertas con la diversión del camino que hay detrás y delante de ellas.

El virus de la desidia y de lo aparentemente barato al final, desde varios enfoques, suele salir caro.

El desquicie embotellado de este verano ha hecho tanto ruido que tapó algo no menos grave: la justificación de los adultos con el comodín de la pandemia.

Algunos "adultos" ven normal que haya tanto chupipandis como chungos volcando papeleras, vaciando extintores, pateando toda clase de objetos reales o imaginarios, gritando discografías completas 👽... todo es aceptable, no te lo pierdas, porque pobrecicos, LOS LOCALES EN TIEMPO COVID ESTÁN CERRADOS DE MADRUGADA.

Pues viva el tardeo.

Como si esto no viniera ya pasando hace años, empeorado no sólo por la pandemia, sino por LA NO EXISTENCIA DE MULTAS, .LA MASIFICACIÓN de zonas como el Cabo y, este año, otro factor sorpresa: la aceptación del barullo callejero como parte inevitable del estrés producido por las restricciones.

Claro que hay cosas peores que centenares de vecinos no descansen, como q mañana nos salude un tsunami. Pero mientras ese día no llegue no está nada mal hablar sobre las bondades del descanso y el rechazo a tanta basura y destrozo.

Hay gente que no se queja por miedo a parecer carca o viejuni, resulta fascinante 😎

Sólo se me ocurren dos razones por las que algunos justifican los botellones, o son los padres de quienes los protagonizan, o creen que apoyando el griterío se hacen los juveniles y se quitan 20 años de encima 🐣 Inocentes.

Una pena que se confunda botellón con salir de fiesta.
Muchos hemos salido tanto de fiesta como para cerrar locales y, llegada la  hora de cerrarse éstos, no nos daba por ir dando palos de ciego. Incluso yendo más ciegos que el palo.

Los botellones cambiaron el sentido de divertirse, tanto lo han cambiado que de divertido no tienen nada.

En las concentraciones sin más distracción que las farolas el más guay es el más salvaje, el más "valiente" y el hígado con más aguante. Todo los códigos de diversión y seducción desaparecen, porque lo único necesario es beber sin descanso, sin la interrupción siquiera de entrar o salir de algún sitio.

No os creáis modernos por defender la supuesta libertad del botellón, es encerramiento al aire libre, engañoso y cutre como él solo.

Sigamos saliendo de fiesta, con locales mediante.
Si no nos acogen de madrugada, pues de tarde_noche o hasta de mañana 🐱

Y que no nos avergüence necesitar también momentos de silencio. Y disfrutar la sutileza de su música. 

#_laRakeLa_
#ElvirusdeBotellón







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