CELEBRACIÓN

No me gusta perderme las fechas especiales. Es decir, sigo encontrando sentido a señalar un número por encima del resto, a prestarle el favor de algún ritual.
Ya sea una fecha que tenga que ver conmigo o con un amigo o familiar, es una atención que acaba pasando la noche conmigo. Pues no es más que un aprovechamiento del número como excusa para sacar partido a las buenas intenciones deseosas de salir.

Cuando le pillas el gusto a cuidar las fechas especiales, puede aparecer una plenitud interrogante: ¿por qué no somos capaces de hacer especial el día a día? ¿Por qué no encontramos algo que celebrar?

Hoy 12 de mayo celebro mi cumpleaños junto al de Parri, la vela que soplaré son sus nueve tacos. Una pequeña licencia con la que le permito, a cambio, vivir de gorra. Un bicho con suerte.

Tres tipos de suerte hay según un texto publicado en vetusto tiempo empapelado, sin masterclass ni mastercard mediante.

La suerte celestial, la humana y la terrenal.

La celestial es el destino asignado desde el cielo (un cielo no todopoderoso), la suerte humana son las emociones que construyes para crecer o para autodestruirte (envidia, frustración, celos, desesperanza...),
la suerte terrenal se obtiene de las energías circundantes: amigos, enemigos, familia, mar, animales, vegetación, música, baile, deporte, alimentación, trabajo, objetos, radiaciones, aire, arena..., es la energía que absorbes y observas.
La única suerte que no podemos controlar es la de arriba, la del destino (o misión, interpretación más abierta y positiva), considerándose las dos suertes paralelas (humana y terrenal) tan poderosas cuando se alían como para  bajarle los humos a miss Celestial.
Por malas que sean las cartas caídas del cielo, trabajar lo terrenal y lo humano puede emborronar "lo que ya estaba escrito".
Así interpreto lo que en su momento leí con otra terminología.

Con otras palabras venía a decir que es posible manipular el guion, cuentos reescritos hay en cada templo y en cada esquina.

Hay quienes resumen la suerte en tener fe y a través de ella atraer, da su pasta vender yupi-landias.
Otros creemos que se trata de esforzarse hasta como un Mamut en una cacharrería. Buena motivación pueda ser pegarse tres celebraciones por cada esfuerzo, por cada gran pisada apartando trastos. Solucionaremos entonces el dilema de no encontrar un motivo de celebración para tantos días no especiales.

Cualquier tipo de esfuerzo pesa oro. Dar por hecho el esfuerzo y el sacrificio aleja la celebración, dejar que algo o alguien nos obligue a él, lo despoja del valor que posee cuando somos nosotros los que elegimos cuándo y cuánto. Elegir dónde ponemos el esfuerzo, no subordinarnos a cualquier idea del bien, marcará muchas fechas señaladas. Señaladas por ti.

Hoy 12 de mayo celebro haber llegado a los Nueve Años de Parri con mi saco de pienso bien provisto, el de la despensa y el de las sensaciones.
Las dos suertes trabajan y danzan bajo la estupefacta mirada de una cabrona suerte celestial.

 Reescribo, 
el cielo puede a veces esperar.





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